_Eso es precisamente lo que yo me pregunto cada mañana al despertar a tu lado ¿qué diablos hice para merecerte?_ yo reí entre dientes ante su comentario, una vez que comenzábamos con este tira y afloje nunca terminábamos… ¿Quién era más afortunado por tener al otro? ¿Cuál de los dos era más feliz al tener al otro a su lado? ¿Qué diablos era lo que habíamos hecho bien para merecernos?... etc. Solo que yo tenía todas las respuestas, yo era el maldito afortunado, yo no sabía qué diablos había hecho bien para merecerla… ella solo era culpable de haberse presentado esa tarde para ver el casting y ayudar a elegir a su coestrella que afortunadamente fui yo… siempre me eligió desde un principio y no podía ser más feliz por ello.
Tomé sus mejillas entre mis manos y la miré fijamente a esos maravillosos ojos azules, ella sonrió poniendo sus manos en mi abdomen. Sin tardanza ni retraso me acerqué lentamente a ella y rocé sus labios con los míos, con movimientos suaves al principio, la punta de mi lengua recorrió la comisura de sus labios mientras nuestros alientos se entremezclaban en la boca del otro. Sin poder contenerme más ya que ansiaba probar una vez más esos labios tan adictivos que tanto me llamaban, junté nuestras bocas presionando y exigiendo entrar en ella con mi lengua, ella me aceptó… como siempre, como el maldito afortunado que era.
Ella era tan suave, tan dulce y deliciosa… tan única. La besé sin contenerme mientras ella aprisionaba mi cuello entre sus brazos y la tomé de la cintura para alzarla y sentarla en la orilla de la mesita cercana, los libros y guiones que estaban allí arriba cayeron al suelo pero poco nos importó… Gemí en su boca cuando sus manos presurosas, sabiendo que teníamos poco tiempo, viajaron a la cremallera de mi pantalón, jadeé mientras sentía sus dedos hacer peripecias para desabrocharlos, ella se separó de mí recargando su frente en la mía para ver sus manos hacer lo que debían hacer, la vi morderse el labio… algo que adquirió de su propio personaje de ficción y acercó nuevamente su boca a la mía exigiendo un beso rudo, salvaje y desesperado… algo que le di con mucho gusto.
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